miércoles, 20 de abril de 2016

CAMBIAR EL DESTINO


Por: Octavio Díaz García de León

Conocí a una persona, a la cual llamaré “Juan”,  que proviene de una familia de muy bajos recursos y quien creció en uno de los barrios de mayor índice delictivo en la Ciudad de México. Su entorno familiar fue muy difícil desde pequeño. Su padre, alcohólico, murió a temprana edad. La madre, sin educación, sacó adelante a Juan y sus hermanos, con ocupaciones modestas. Juan creció en un entorno que se ha repetido por generaciones en este barrio: padres que paulatinamente se vuelven alcohólicos o drogadictos,  que tuvieron a sus hijos muy jóvenes y a quienes no prestan la menor atención. Padres que al no tener un empleo porque carecen de educación o habilidades, se dedican  al robo, al narcomenudeo y a otras actividades ilícitas o en el mejor de los casos a actividades de economía informal. Los hijos de estos padres van  creciendo sin orientación; van a la escuela dos o tres años y luego se dedican a vagar. La única gran ilusión de estos pequeños es el futbol. En el barrio hay señores a quienes les sobra afición,  cuentan con un poco de dinero y forman equipos  de niños,  les dan algo de comer, les compran uniformes y les van enseñando aspectos elementales de la técnica de juego para meterlos a los torneos que abundan por toda la Ciudad de México. Allí sueñan los niños y sus familias con las grandes historias de futbolistas que salieron del barrio, como Cuauhtémoc Blanco,  que hoy son grandes figuras.

Pero muy pocos tienen posibilidades  de destacar en este deporte. Para Juan la ilusión de jugar, que lo hacía muy bien y había logrado colocarse en las fuerzas básicas de Pumas, se termina cuando se lesiona a los 19 años y no puede seguir. ¿Qué puede hacer un joven sin educación, sin habilidades,  sin perspectivas en la vida? Juan ve a su alrededor a sus amigos siguiendo la historia de sus padres: consumiendo  alcohol y droga;  embarazando a sus  novias de 17 años o menores, para entrar a matrimonios no deseados;  carentes de empleo y con aumento de obligaciones: Esto los empuja a  los pequeños robos, a vender droga u objetos robados y embarcarse en todo lo que ha hecho a ese barrio el mas difícil de la Ciudad de México. Juan decide que esa no es la vida que quiere y decide alistarse en el Ejército como soldado raso.

La vida en el Ejército no fue nada fácil para Juan. Una asignación en la selva en medio de grandes peligros, poca comida, poca paga, condiciones difíciles que debió enfrentar. Pero Juan le debe su nueva vida a esta experiencia. Esta institución le dio a Juan orden, disciplina, pertenencia a una institución de prestigio, el hacer algo de valor por la patria, conocer valores cívicos, obedecer y seguir instrucciones. También le enseñó una serie de habilidades que le han permitido emprender una vida productiva y sana. Aunque ya no pertenece al Ejército, esa institución le dio la posibilidad de salir adelante de una forma digna. Mientras que él tiene un medio honrado de vida, la mayoría de sus amigos de la infancia están muertos, o en la cárcel, o son alcohólicos, o drogadictos, o se dedican a delinquir o quizás,  en el mejor de los casos, sobreviven en la economía informal con muy escasos recursos. Juan tiene hoy en día una familia integrada y va sacando adelante a hermanos y sobrinos con su guía firme. Ha demostrado que crecer en ese barrio en el que aún vive hoy día, no es condenarse a repetir  la historia familiar y de su entorno.

De acuerdo con las últimas cifras del INEGI se incorporaron 421,000 personas en  un año a la economía informal del millón cien mil que se incorporó en ese periodo a la población económicamente activa. Existen 12.1 millones de personas trabajando en la economía informal.  Hay tres millones de subocupados en busca de mejores condiciones y 1.6 millones de desocupados. Si a esta falta de empleo le sumamos ambientes familiares y sociales sumamente adversos como el que ha tenido que enfrentar Juan, vemos que quizá muchos millones de personas podrían seguir caminos antisociales.

Los programas del gobierno podrían contemplar aspectos formativos para jóvenes y adultos en condiciones sociales sumamente adversas. Una institución como el Ejército Mexicano ofrece opciones para muchos jóvenes, pero no todos tienen vocación por la carrera de las armas.  El servicio militar reformado, con una misión de renovación social,  podría ser cauce para rescatar a millones de jóvenes que carecen de disciplina y sentido del orden, tan necesarios para lograr algo en la vida. Para darles razón de ser a sus existencias y llevarlos a una vida productiva y honrada.

También podrían crearse organizaciones como el Pentathlón Deportivo Militar Universitario que existe desde los años treinta, para ofrecer a los jóvenes sentido de pertenencia, orgullo en una disciplina, habilidades deportivas y forjarles valores cívicos, patrióticos y de convivencia social, que tanta falta hace para contrarrestar el éxito que ha tenido la delincuencia para atraer a miles de jóvenes que ante la perspectiva del supuesto dinero fácil prefieren  esa vida aparentemente glamorosa pero que sólo conlleva la muerte rápida para ellos y sus familias. Valdría la pena invertir en estas organizaciones para sacar a nuestros jóvenes adelante ya que no bastan las escuelas para este propósito.



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viernes, 25 de abril de 2014

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Me pueden seguir en mi Blog principal. También tengo los Blogs: Poesía Tangencial  y Ban Arms Trade

POR UNA UNIVERSIDAD EXITOSA


 
Por: Octavio Díaz García de León


     Conocemos a las universidades como centros de cultura, de enseñanza y aprendizaje, de discusión, de investigación pero raras veces reflexionamos acerca de lo que aportan a la sociedad a través de sus egresados. Al crear capital intelectual, las universidades generan un factor que resulta clave en la economía moderna para la creación de empleos bien remunerados y para elevar los niveles de bienestar de la comunidad.


      Recientemente tuve acceso a una encuesta que realizó la Universidad de Minnesota de los Estados Unidos entre sus ex alumnos. La encuesta se envió a poco más de 385,000 personas y la respondieron 51,000. Los que contestaron informan que crearon 19,000 empresas las cuales emplean a 1.1 millones de personas en su país y en otros 63 países. El 86% de estas empresas aún operan y generan ingresos por alrededor de $230, 000 millones de dólares al año. Para que se den una idea esta cantidad representa aproximadamente la tercera parte del PIB de México.


     El beneficio producido por los ex alumnos de dicha Universidad no solo ha beneficiado a Estado Unidos y otros países. El impacto se manifiesta principalmente en el propio estado de Minnesota. Tan solo en este Estado los egresados crearon 10,000 empresas que generan 500,000 empleos y producen ingresos anuales por $100 mil millones de dólares.


      Otros datos interesantes son, por ejemplo, el que 1,154 ex alumnos son dueños de patentes, incluyendo a 8 que tienen más de 200 patentes. El 87% de los que respondieron han producido obras de arte, publicado artículos, libros, obras de teatro, material educativo y otros materiales. Un impresionante 69% dedica entre 1 y 9 horas de su tiempo a  la semana a actividades sin fines de lucro en obras caritativas. Y uno de cada 14 egresados tiene un puesto de elección. Además la universidad tiene casi 7,000 egresados viviendo fuera de Estados Unidos, entre los que me incluyo. El Estado de Minnesota es próspero gracias a que cuenta con una universidad estatal pública de clase mundial y a que sus egresados han adquirido de ella la preparación, iniciativa, o si se prefiere, el capital intelectual para aportarle bienestar a su estado.


      Desconozco si exista un estudio similar para la Universidad Autónoma de Aguascalientes (UAA). Si no, quizá valdría la pena averiguar la contribución de sus egresados a nuestra comunidad. Lo que es indiscutible es que la calidad de la UAA tiene un impacto muy relevante en nuestro estado.


      Para ello es importante contar con una universidad de clase mundial. Si bien es difícil alcanzar los estándares de una universidad americana como la de Minnesota, hay aspectos que se podrían imitar. En primer lugar el apoyo que los propios egresados dan a la universidad es enorme tan solo a través de aportaciones financieras. Existe una identificación con la universidad que les hace sentirse orgullosos de pertenecer a la misma y por ello siempre buscan apoyarla. Los equipos deportivos universitarios contribuyen en gran medida a este sentimiento de pertenencia. Incluso en los partidos de futbol americano hay un día de juego especial que se llama “Homecoming” o “Regreso a Casa” a donde acuden los egresados recordar viejos tiempos y a reunirse con sus ex compañeros y sus familias. Es la gran fiesta de la universidad.


      En segundo lugar los alumnos pagan colegiaturas elevadas y esto a pesar de que los nativos del estado cuentan con subsidios importantes. En Estados Unidos aún la educación pública es muy cara, pero lo que obtienen los alumnos a cambio, desquita la inversión ya que tendrán trabajos bien remunerados. Esto no quiere decir que solo los ricos pueden estudiar. Los papás tienen la disciplina de ahorrar buena parte de su vida para poder pagar la universidad de sus hijos; existen becas, financiamientos y otros apoyos; los alumnos trabajan; el gobierno apoya con exenciones de impuestos, etc. Eso sí, se requiere un alto rendimiento escolar; pues no se pueden dar el lujo de desperdiciar algo que cuesta tanto.


      En tercer lugar existe una liga muy estrecha entre la universidad y las empresas de la región. Las empresas constantemente contratan proyectos de investigación, contratan egresados, contratan consultorías por parte de los profesores. La universidad está muy inserta en su comunidad, responde a las exigencias de su estado y contribuye de manera permanente y muy relevante en los asuntos públicos y privados.


     Necesitamos que la UAA cree capital intelectual de la más alta calidad para que nuestro Estado prospere y genere los empleos bien remunerados que necesitamos. Que se inserte de manera relevante en la vida empresarial y pública de nuestro Estado. Creo que  se puede aprender de lo que ha resultado exitoso en universidades como la de Minnesota para aplicar esas prácticas en la nuestra.


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domingo, 12 de enero de 2014

HACIA UNA NUEVA SOCIEDAD

Por: Octavio Díaz García de León

8 de abril de 2009

     Un destacado analista y buen amigo, escribía a fines del año pasado,  que la crisis económica desencadenada por  la ambición y  la incompetencia de incontables financieros,  no significaba el fin del capitalismo. Esto lo escribía  en respuesta a quienes pensaban que la intervención de gobierno tras gobierno para nacionalizar bancos, instituciones financieras, y hasta empresas automotrices significaba que Marx había vuelto por sus fueros e iba a surgir  una nueva Unión Soviética a escala mundial. Algunos amigos, nostálgicos de la utopía marxista, fracasada tan estrepitosamente en 1989, volvían a sonreír. Los demás, fervientes creyentes en el capitalismo y sus bondades, decían que aquí no pasaba nada. 

     Lo que es un hecho es que el capitalismo ha llevado al mundo a paradojas sin salida. Impulsa el crecimiento económico sin fin, como si los recursos  fueran inagotables. Promueve el consumo desmedido basado entre otras cosas en la obsolescencia planeada. Por ejemplo, si usted tiene la fortuna de tener una computadora en casa, deseará tener la más avanzada, el procesador más veloz, el disco duro de mayor capacidad, la conexión a Internet más rápida, la última versión de Windows, etc. Pero ello  no se debe necesariamente  a que usted haga cada vez cosas más sofisticadas que requieren mayor poder de cómputo. Yo uso mi computadora para lo mismo que la usaba hace veinte años. Me basta un procesador de palabras, una hoja de cálculo y un paquete para hacer presentaciones. Para eso, me sirve igual una  computadora muy  avanzada que la que tenía hace 20 años. Sobra decir que en mi lugar de  trabajo se considera obsoleto un equipo con más de tres años de vida, aunque no haya cambiado el uso que le damos. Igual pasa con la ropa: la dejamos de usar no porque no sirva sino porque pasa de moda. Allí están  los autos: como  podemos acceder a un crédito, preferimos cambiarlo por uno último modelo aunque ya los  autos son más duraderos debido a las nuevas tecnologías. Preferimos ir a una playa de moda en un hotel caro, cuando nos  podríamos divertir igual en el balneario de aquí junto. Nos hartamos de comida chatarra que nos provoca enfermedades mortales como la diabetes. Se toma alcohol  en exceso hasta caer como moscas. Se  corre a toda velocidad en un auto  hasta estrellarse contra un poste y morir.  El capitalismo se basa en todo tipo de  consumo, benéfico o dañino. Para sostenerlo se nos impulsa a ganar mas dinero porque con ello podemos comprar todas las cosas que produce el sistema, sin importar si las necesitamos. Se sostiene también por la publicidad que nos satura,  rodea y  manipula. Hasta las noticias o las telenovelas que pasan en la televisión están llenas de anuncios disfrazados. Como todo impulsa al consumo desmedido y a la acumulación de propiedades, resulta que hasta los maleantes de todo tipo, desde los financieros que provocaron la crisis  hasta los sicarios de la peor ralea, lo hacen motivados por el tener más dinero para tener mas cosas. “Eres lo que tienes” es el  paradigma de este sistema.


    No importa que se sea maleante, que se engañe  a sus clientes cobrándoles de más, que corrompa a funcionarios de gobierno; no importa que  ni viviendo  muchas vidas se pueda gastar todo lo que se tiene, o siquiera usarlo o disfrutarlo. 
Por otra parte millones de personas no tienen ni siquiera para sobrevivir. Es una gran paradoja porque nuestra sociedad actual tiene la capacidad para satisfacer las necesidades mínimas de  toda la población del mundo. El problema es que en el capitalismo en el que vivimos, se propicia que las personas vean solo por sí mismas, ignorando a los demás.

     Pienso  que se puede cambiar el modelo de vida y hacerlo mas razonable. Que todo el mundo tenga lo mínimo en materia de salud, alimento, habitación, educación y cultura sin que destruyamos a la Tierra y a la humanidad en el proceso. Pero esto  no es tarea de los gobiernos sino de cada uno de nosotros.

Algunas premisas que nos pudieran llevar a esa nueva sociedad podrían ser:
  1. Que la población ya no crezca para tener un número de habitantes estable que evite que la economía siempre tenga que crecer.
  2. Rediseñar las ciudades para que sean compactas y permita el desplazamiento a pie o en bicicleta.
  3. Acabar con el consumo inútil para reorientar la producción y  que todo mundo tenga los productos y servicios mínimos para a una vida cómoda.
  4. Que las personas con más capacidades las empleen no para acumular más cosas o propiedades, sino para asegurar una vejez digna  y para ayudar a los menos  capaces.
  5. Desaparecer la publicidad para evitar la creación de necesidades y usar ese dinero en educación.
  6. Quitar el afán de lucro en áreas como la producción de medicinas y hospitales en donde debe prevalecer el ayudar a las personas.
  7. Acabar con las guerras y la producción de armamento. En general,  desaparecer todo lo que dañe al ser humano.
  8. Privilegiar el que haya más tiempo libre  que ocupaciones innecesarias o forzosas que disminuyen la calidad de vida.
  9. Privilegiar la actividad física sobre la pasividad.
  10.  Propiciar la alimentación sana y sabrosa por encima de la que produce obesidad y enfermedades.

     Sin duda lo anterior es posible por radical que parezca. Es posible,  en función de poner a la razón al servicio de la persona humana por encima de cualquier otra consideración. Es posible si lo intentamos por medio de la prueba y error. Es posible pues, si queremos.

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CONTRA LA FALSA FILANTROPÍA


Por Octavio Díaz García de León
21 marzo de 2009

Normalmente se ha visto a la filantropía como una actividad loable y humanitaria, a través de la cual los ricos ayudan generosamente a los pobres. Así,  destacados empresarios de forma personal o mediante sus empresas,  han creado organizaciones filantrópicas  a las que han llamado “Fundaciones”. Recientemente, diversas fundaciones han dado sus informes anuales en medio de grandes ceremonias públicas. También han pagado desplegados en numerosos medios a un costo muy elevado dando a conocer sus actividades.
Pareciera que este reciente e inusitado afán por dar a conocer sus nobles obras, responde a críticas tales como la que hizo  Denise Dresser hacia   ciertos empresarios. Esto ocurrió en el foro sobre el combate al desempleo al que convocaron los Senadores, en un discurso memorable donde evidenció las grandes carencias de nuestro capitalismo, dominado por unos cuantos grandes empresarios.  Luego en el semanario Proceso ha dedicado cartas abiertas muy críticas a algunos de estos hombres destacados. Parece que la campaña de medios de estas fundaciones también derivó de un intercambio con nuestras autoridades en donde se les dijo que los empresarios también tenían una responsabilidad muy importante con el país y que debían contribuir  a resolver el problema del desempleo. Si bien estas empresas contribuyen sin duda a la sociedad, podrían ayudar mejor al país si fueran menos ávidas en obtener utilidades que luego se convierten en fortunas desvinculadas del bien común. Asimismo no basta para paliar esta avidez el regalar dinero a través de las  organizaciones filantrópicas.

Tenemos el caso de una de estas fundaciones que al publicar profusamente sus acciones proporcionó cifras y actividades impresionantes. Pero observando la letra pequeña de sus informes se pueden apreciar  situaciones no tan filantrópicas. Por ejemplo, se mencionaba como logro de las empresas del grupo, los montos de impuestos retenidos, a pesar de que estos impuestos fueron pagados por sus trabajadores o sus proveedores.  También incluía lo que habían aportado  a rubros de seguridad social (IMSS, INFONAVIT) sin aclarar si eso incluía lo que habían pagado sus trabajadores. O bien decía que impulsaban cuestiones aparentemente benéficas para la sociedad como la “cultura digital” sin mencionar que esto beneficia enormemente al negocio de sus empresas basadas en las telecomunicaciones y en la venta de computadoras.

Me parece que la filantropía como la entienden estos señores es un concepto equivocado. Erich Fromm decía que: “En la moderna sociedad industrial, los actos compasivos han sido reemplazados por la “filantropía”, esa forma enajenada y organizada de satisfacer la conciencia moral. De este modo, se regala dinero, obtenido a menudo con absoluta falta de compasión, como el equivalente de la última.”  Lo que Fromm y otros mas han dicho recientemente   es que la verdadera filantropía  consiste en que el empresario no abuse de sus clientes, proveedores y trabajadores. Por ejemplo, al tiempo que estaba la campaña de difusión de una de estas  fundaciones, la Cámara Nacional de la Industria de Telecomunicaciones por Cable sacó un desplegado acusando a una de las empresas de ese grupo empresarial de haber cobrado en exceso a sus  clientes,  tan sólo del 2000 al 2007, mas de cien mil millones de pesos. Además    las tarifas  de esta empresa y en general, las de toda la industria de las telecomunicaciones, dominada por esta empresa, son de las más altas del mundo según la OCDE. Aunque lo han negado en diverso foros, basta ver los niveles de rentabilidad que tienen y ver que está entre los más altos de cualquier empresa en el mundo;  eso sólo se explica por cobros excesivos y costos reducidos basados en su poder.

Por ejemplo para generar mayores utilidades pagan mal  a sus empleados.  Una de las  empresas de este grupo despidió y liquidó a todos sus trabajadores para volverlos a contratar con sueldos  menores. Desde luego quien no aceptaba, se podía ir a su casa ya sin trabajo. Basta ver la alta rotación de sus  empleados dentro de algunas empresas de este grupo para notar  las malas condiciones de trabajo. Lo mismo pasa con sus  proveedores. Dado el enorme poder de compra que tienen, las condiciones  que les ponen  son sumamente desventajosas. Se puede argüir que así funciona el mercado, pero ellos sólo usan los mecanismos de mercado en su beneficio y se oponen a ellos cuando les perjudica. Por ello  no toleran la competencia y recurren a todos los medios para evitarla.
 También en ocasiones usan sus fundaciones para evadir impuestos. Como si esto no bastara,  estos grupos tienen a legisladores a su servicio que promulgan leyes que sólo les benefician y cuando el estado intenta controlarlos un poco, emplean todos los medios legales para combatirlo llegando inclusive a actos de  corrupción.

La verdadera filantropía se daría si cobraran menos a sus clientes dándoles un buen servicio,  pagaran y trataran bien a sus trabajadores, pagaran lo justo a sus proveedores y fueran realmente solidarios con el estado y la sociedad. Estas serían las verdaderas acciones filantrópicas que ayudarían a tener un México más próspero.

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RECUERDO DE OCTAVIO PAZ


Por: Octavio Díaz García de León
                            2008

Hace diez años falleció Octavio Paz. Para mi generación, Paz y su obra constituyeron un referente y una influencia que hizo posible interesarnos por lo que sucedía afuera de México en el mundo de las ideas y que nos hizo ver la necesidad de modernizar nuestro régimen político. Con sus escritos, su actitud crítica y su inquietud intelectual,  contribuyó a modernizar México mucho más de lo que se le ha reconocido.

Paz antes que nada fue poeta y así se veía siempre el mismo. Dentro de su extensa obra tenemos   poemas clave en la literatura universal como “Piedra de Sol”. Su obra fue  de exploración para  abrir nuevos caminos en la poesía: así tenemos “Águila o Sol” con  influencia del surrealismo;  “Renga” elaborado a la manera de los poetas japoneses de hace mil años o “Topoemas”, experimento verbal y visual. Allí está su libro “Ladera Este” que  nos transporta a la India y nos hace recorrerla por sus ojos. O bien  “Vuelta” con México como referencia: el México de sus experiencias de juventud y el México de ese momento al que él regresaba. También “El Mono Gramático”, difícil de clasificar bajo cualquier género, obra que señala nuevos caminos en la literatura.  Así pues su poesía es vasta, original y abrió a mi generación los ojos hacia otras sensibilidades. Luego está su obra ensayística,  desde “El Laberinto de la Soledad”, una  obra para entender mejor a los mexicanos  y que no ha vuelto a ser intentado, pasando por sus libros dedicados a la política tales como “Posdata” y  “El Ogro Filantrópico”. Pero  sus ensayos sobre literatura y artes visuales son también de gran trascendencia. Allí están “El Arco y la Lira” y  “Los Hijos del Limo” entre otros. Finalmente su labor editorial con revistas que ciertamente fueron clave en su tiempo como Plural y Vuelta y por donde desfilaron autores de primera categoría a nivel mundial y establecieron un foro del mas alto nivel intelectual en México, con una influencia que hoy en día no tiene ninguna otra revista o medio impreso.

Creo que muy pocos mexicanos han alcanzado la lucidez, capacidad intelectual y logro artístico como Octavio Paz. Que se le hayan dado los premios literarios más importantes del mundo, tales como el Nóbel, el Cervantes, el de los Libreros de Frankfurt, el Jerusalén,  etc.  solo refleja un reconocimiento a sus virtudes. Sin embargo Paz no fue popular en varios sentidos. La izquierda intransigente lo odiaba e incluso llegaron a quemar su efigie en la glorieta del  monumento a la independencia.  No era tampoco en modo alguno de talante conservador ya que su obra y su pensamiento fue revolucionario en muchos sentidos.

Su relación con el gobierno tampoco fue tersa. Renunció a la Embajada de la India cuando la matanza del 2 de octubre de 1968 y fue un crítico agudo del sistema priísta. Pero los últimos Presidentes del régimen de la Revolución lo admiraban y cultivaron su amistad. Paz murió cobijado por un gran apoyo del
Presidente Zedillo.  
Pero no me cabe duda que con sus revistas y sus ensayos políticos contribuyó a que México transitara a la democracia de una forma que muy pocos reconocen hoy en día. Paz tampoco fue popular en el sentido de que sus revistas y su obra no iban dirigidas al gran público, especialmente su poesía. Su obra es elitista porque  es el producto de un gran intelecto y de una sabiduría  enciclopédica. Hubo quienes en su momento le reprocharon que “Vuelta” era una revista para unas muy pequeñas minorías,  como si el hubiera tenido la obligación de difundir la cultura  en el lenguaje del “Selecciones del Readers Digest”.

Paz fue admirado por una minoría educada, malentendido por el gran público, odiado y admirado  por funcionarios del gobierno, odiado por la izquierda estalinista. Paz se caracterizó especialmente por su independencia de pensamiento y por ello incomodó tanto  a los fundamentalistas de la izquierda como a los ortodoxos del poder.

Su muerte dejó un vacío que no se ha llenado. Sus discípulos por muy respetables e inteligentes, ciertamente no han estado a su altura. México ya no tiene un referente como él a nivel mundial.  En la discusión de los grandes temas nacionales hacen falta mentes lúcidas como la de  Octavio Paz y desafortunadamente hoy no las tenemos.


La influencia y el legado de Octavio Paz siguen vivos, junto con la  polémica que le acompañó en vida.  Prueba de esto último es la barbaridad que cometió la Cámara de Diputados al negar la inscripción de su nombre  en letras de oro en el  recinto legislativo. Lo cual está bien pues seguramente Don Octavio no hubiera querido  estar asociado a los lamentables espectáculos y discusiones que allí se llevan al cabo.

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LA ENSEÑANZA DE LA DIRECCIÓN DE EMPRESAS


Por: Octavio Díaz García de León
                            2007

Cuando se fundó la escuela de negocios de la Universidad de Harvard en Boston, no empezó con buenos auspicios. La administración de empresas se  consideraba un tema menor y el edificio de la escuela se mandó  al otro lado del río Charles,  lejos del campus de la Universidad. Hoy en día la escuela de negocios de Harvard es una de las mas prestigiosas del mundo. De los miles de estudiantes que solicitan entrar allí,  sólo un 13% lo logran.  Una vez adentro, son dos años  de estudio sumamente intenso en un ambiente de competencia feroz y aplicando el famoso método del caso que exige no sólo una capacidad de resolver problemas muy avanzada sino de defenderlos en clase ante compañeros y profesores que están listos a destazar cualquier propuesta.

            En México el Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresa (IPADE) tomó el modelo de Harvard  hace 40 años. Los primeros programas de IPADE estuvieron dirigidos  a directores generales y dueños de empresas y luego ofrecieron una maestría para estudiantes recién egresados de sus carreras pero con al menos un año de experiencia profesional. Si en Estados Unidos  Harvard fue pionero en este tipo de programas, en México el IPADE también lo fue.  Hoy en día existen numerosas escuelas de negocios  pero tanto la Harvard Business School como el IPADE se ubican entre las mejores  del  mundo.

Existen dos enfoques para la enseñanza de la administración de empresas: las que se basan en el método del caso y las que usan métodos tradicionales haciendo énfasis en conocimientos técnicos. El título de la maestría de IPADE es Master en Dirección de Empresas  y este nombre es el que da  la clave del enfoque que tiene esta escuela de negocios: formar directores. La dirección de una empresa o de cualquier organización requiere conocimientos técnicos, pero antes que nada requiere la capacidad de dirigir personas.  La dirección de empresas es como la dirección de una orquesta. El director domina cuatro o cinco instrumentos pero durante los conciertos  no toca ninguno. La orquesta es su instrumento y debe hacer que todos los músicos toquen de acuerdo a lo que el  quiere.

Existen muchas enseñanzas en los dos intensos años que dura la maestría de IPADE y se guarda un grato recuerdo de los maestros, especialmente de personajes como el Dr. Carlos Llano, maestro y director fundador del Instituto. Entre las enseñanzas menciono algunas: se aprenden técnicas para administrar la producción, las finanzas y la mercadotecnia entre otras, pero principalmente se enseña a resolver problemas complejos en donde interviene de manera relevante el factor humano. Cada persona que trabaja en la organización tiene sus propios intereses, motivaciones y capacidades por lo que es muy difícil encontrar reglas generales para dirigirlas.  La dirección de empresas es un arte que intenta hacer  que los miembros de la organización  se realicen como personas dentro de la empresa al mismo tiempo que logran que ésta cumpla con sus objetivos. Otro aspecto  importante es que las diferentes áreas de una empresa deben estar alineadas para que en su accionar conjunto lleven a lograr lo que se ha propuesto la organización. Por ejemplo, empresas como Wal-Mart han optado por ser competitivas en base a la reducción de costos. Por ello todas las áreas de esa empresa están orientadas a ese propósito  en todas las actividades que realizan.

El programa del IPADE enfatiza también el trabajo en equipo al formar grupos de diez personas  desde que inicia la Maestría y quienes permanecen juntos durante todo el programa comiendo, discutiendo casos, haciendo tareas y trabajos.  El método del caso propicia las discusiones en clase  que pueden ser duras, pero todo mundo tiene derecho a hablar y expresar sus opiniones.  En el transcurso de una clase el maestro no “enseña” sino que, a la manera de Sócrates, ayuda a que los alumnos vayan descubriendo por sí mismos las respuestas a los problemas planteados. Los casos no tienen una “solución”. Normalmente siempre hacen falta datos, como en cualquier situación real y fuerzan a los alumnos a tomar decisiones y arriesgarse a cometer errores.

Las empresas, las dependencias de gobierno y en general todas las organizaciones requieren buenos directores. La falta de ellos en México se refleja en los pobres o nulos resultados que tienen innumerables organizaciones. Ojalá hubiese mas escuelas que prepararan a directores efectivos. Por lo pronto va una felicitación al IPADE por sus 40 años de labor.

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