Por: Octavio Díaz García de León
2008
Hace diez años
falleció Octavio Paz. Para mi generación, Paz y su obra constituyeron un
referente y una influencia que hizo posible interesarnos por lo que sucedía afuera
de México en el mundo de las ideas y que nos hizo ver la necesidad de
modernizar nuestro régimen político. Con sus escritos, su actitud crítica y su
inquietud intelectual, contribuyó a
modernizar México mucho más de lo que se le ha reconocido.
Paz antes que
nada fue poeta y así se veía siempre el mismo. Dentro de su extensa obra
tenemos poemas clave en la literatura universal como
“Piedra de Sol”. Su obra fue de
exploración para abrir nuevos caminos en
la poesía: así tenemos “Águila o Sol” con
influencia del surrealismo; “Renga” elaborado a la manera de los poetas
japoneses de hace mil años o “Topoemas”, experimento verbal y visual. Allí está
su libro “Ladera Este” que nos transporta
a la India y
nos hace recorrerla por sus ojos. O bien “Vuelta” con México como referencia: el México
de sus experiencias de juventud y el México de ese momento al que él regresaba.
También “El Mono Gramático”, difícil de clasificar bajo cualquier género, obra
que señala nuevos caminos en la literatura.
Así pues su poesía es vasta, original y abrió a mi generación los ojos
hacia otras sensibilidades. Luego está su obra ensayística, desde “El Laberinto de la Soledad ”, una obra para entender mejor a los mexicanos y que no ha vuelto a ser intentado, pasando
por sus libros dedicados a la política tales como “Posdata” y “El Ogro Filantrópico”. Pero sus ensayos sobre literatura y artes visuales
son también de gran trascendencia. Allí están “El Arco y la Lira ” y “Los Hijos del Limo” entre otros. Finalmente
su labor editorial con revistas que ciertamente fueron clave en su tiempo como
Plural y Vuelta y por donde desfilaron autores de primera categoría a nivel
mundial y establecieron un foro del mas alto nivel intelectual en México, con
una influencia que hoy en día no tiene ninguna otra revista o medio impreso.
Creo que muy
pocos mexicanos han alcanzado la lucidez, capacidad intelectual y logro
artístico como Octavio Paz. Que se le hayan dado los premios literarios más
importantes del mundo, tales como el Nóbel, el Cervantes, el de los Libreros de
Frankfurt, el Jerusalén, etc. solo refleja un reconocimiento a sus virtudes.
Sin embargo Paz no fue popular en varios sentidos. La izquierda intransigente
lo odiaba e incluso llegaron a quemar su efigie en la glorieta del monumento a la independencia. No era tampoco en modo alguno de talante
conservador ya que su obra y su pensamiento fue revolucionario en muchos
sentidos.
Su relación
con el gobierno tampoco fue tersa. Renunció a la Embajada de la India cuando la matanza del
2 de octubre de 1968 y fue un crítico agudo del sistema priísta. Pero los
últimos Presidentes del régimen de la Revolución lo admiraban y cultivaron su amistad.
Paz murió cobijado por un gran apoyo del
Presidente Zedillo.
Pero no me
cabe duda que con sus revistas y sus ensayos políticos contribuyó a que México
transitara a la democracia de una forma que muy pocos reconocen hoy en día. Paz
tampoco fue popular en el sentido de que sus revistas y su obra no iban
dirigidas al gran público, especialmente su poesía. Su obra es elitista
porque es el producto de un gran
intelecto y de una sabiduría enciclopédica.
Hubo quienes en su momento le reprocharon que “Vuelta” era una revista para
unas muy pequeñas minorías, como si el
hubiera tenido la obligación de difundir la cultura en el lenguaje del “Selecciones del Readers
Digest”.
Paz fue
admirado por una minoría educada, malentendido por el gran público, odiado y
admirado por funcionarios del gobierno,
odiado por la izquierda estalinista. Paz se caracterizó especialmente por su
independencia de pensamiento y por ello incomodó tanto a los fundamentalistas de la izquierda como a
los ortodoxos del poder.
Su muerte dejó
un vacío que no se ha llenado. Sus discípulos por muy respetables e
inteligentes, ciertamente no han estado a su altura. México ya no tiene un
referente como él a nivel mundial. En la
discusión de los grandes temas nacionales hacen falta mentes lúcidas como la de
Octavio Paz y desafortunadamente hoy no
las tenemos.
La influencia
y el legado de Octavio Paz siguen vivos, junto con la polémica que le acompañó en vida. Prueba de esto último es la barbaridad que
cometió la Cámara
de Diputados al negar la inscripción de su nombre en letras de oro en el recinto legislativo. Lo cual está bien pues
seguramente Don Octavio no hubiera querido estar asociado a los lamentables espectáculos
y discusiones que allí se llevan al cabo.
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Correo: Odiazgl@gmail.com
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