domingo, 12 de enero de 2014

RECUERDO DE OCTAVIO PAZ


Por: Octavio Díaz García de León
                            2008

Hace diez años falleció Octavio Paz. Para mi generación, Paz y su obra constituyeron un referente y una influencia que hizo posible interesarnos por lo que sucedía afuera de México en el mundo de las ideas y que nos hizo ver la necesidad de modernizar nuestro régimen político. Con sus escritos, su actitud crítica y su inquietud intelectual,  contribuyó a modernizar México mucho más de lo que se le ha reconocido.

Paz antes que nada fue poeta y así se veía siempre el mismo. Dentro de su extensa obra tenemos   poemas clave en la literatura universal como “Piedra de Sol”. Su obra fue  de exploración para  abrir nuevos caminos en la poesía: así tenemos “Águila o Sol” con  influencia del surrealismo;  “Renga” elaborado a la manera de los poetas japoneses de hace mil años o “Topoemas”, experimento verbal y visual. Allí está su libro “Ladera Este” que  nos transporta a la India y nos hace recorrerla por sus ojos. O bien  “Vuelta” con México como referencia: el México de sus experiencias de juventud y el México de ese momento al que él regresaba. También “El Mono Gramático”, difícil de clasificar bajo cualquier género, obra que señala nuevos caminos en la literatura.  Así pues su poesía es vasta, original y abrió a mi generación los ojos hacia otras sensibilidades. Luego está su obra ensayística,  desde “El Laberinto de la Soledad”, una  obra para entender mejor a los mexicanos  y que no ha vuelto a ser intentado, pasando por sus libros dedicados a la política tales como “Posdata” y  “El Ogro Filantrópico”. Pero  sus ensayos sobre literatura y artes visuales son también de gran trascendencia. Allí están “El Arco y la Lira” y  “Los Hijos del Limo” entre otros. Finalmente su labor editorial con revistas que ciertamente fueron clave en su tiempo como Plural y Vuelta y por donde desfilaron autores de primera categoría a nivel mundial y establecieron un foro del mas alto nivel intelectual en México, con una influencia que hoy en día no tiene ninguna otra revista o medio impreso.

Creo que muy pocos mexicanos han alcanzado la lucidez, capacidad intelectual y logro artístico como Octavio Paz. Que se le hayan dado los premios literarios más importantes del mundo, tales como el Nóbel, el Cervantes, el de los Libreros de Frankfurt, el Jerusalén,  etc.  solo refleja un reconocimiento a sus virtudes. Sin embargo Paz no fue popular en varios sentidos. La izquierda intransigente lo odiaba e incluso llegaron a quemar su efigie en la glorieta del  monumento a la independencia.  No era tampoco en modo alguno de talante conservador ya que su obra y su pensamiento fue revolucionario en muchos sentidos.

Su relación con el gobierno tampoco fue tersa. Renunció a la Embajada de la India cuando la matanza del 2 de octubre de 1968 y fue un crítico agudo del sistema priísta. Pero los últimos Presidentes del régimen de la Revolución lo admiraban y cultivaron su amistad. Paz murió cobijado por un gran apoyo del
Presidente Zedillo.  
Pero no me cabe duda que con sus revistas y sus ensayos políticos contribuyó a que México transitara a la democracia de una forma que muy pocos reconocen hoy en día. Paz tampoco fue popular en el sentido de que sus revistas y su obra no iban dirigidas al gran público, especialmente su poesía. Su obra es elitista porque  es el producto de un gran intelecto y de una sabiduría  enciclopédica. Hubo quienes en su momento le reprocharon que “Vuelta” era una revista para unas muy pequeñas minorías,  como si el hubiera tenido la obligación de difundir la cultura  en el lenguaje del “Selecciones del Readers Digest”.

Paz fue admirado por una minoría educada, malentendido por el gran público, odiado y admirado  por funcionarios del gobierno, odiado por la izquierda estalinista. Paz se caracterizó especialmente por su independencia de pensamiento y por ello incomodó tanto  a los fundamentalistas de la izquierda como a los ortodoxos del poder.

Su muerte dejó un vacío que no se ha llenado. Sus discípulos por muy respetables e inteligentes, ciertamente no han estado a su altura. México ya no tiene un referente como él a nivel mundial.  En la discusión de los grandes temas nacionales hacen falta mentes lúcidas como la de  Octavio Paz y desafortunadamente hoy no las tenemos.


La influencia y el legado de Octavio Paz siguen vivos, junto con la  polémica que le acompañó en vida.  Prueba de esto último es la barbaridad que cometió la Cámara de Diputados al negar la inscripción de su nombre  en letras de oro en el  recinto legislativo. Lo cual está bien pues seguramente Don Octavio no hubiera querido  estar asociado a los lamentables espectáculos y discusiones que allí se llevan al cabo.

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Correo: Odiazgl@gmail.com

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